domingo, 21 de octubre de 2012

Meada al aire libre

De vez en cuando me apetece recibir una buena meada. Cuando un tio está bien cargado y echa una meada abundante, me pone a mil. Muchos prefieren mear después de correrse, lo que parece lógico. Siempre te entran ganas de echarla después de una buena corrida. Pero la verdad es que lo que más me pone es que me llenen de orina y luego meterme la polla meada y dura en la boca. Sentirla saladita dentro de la boca y que se me quede ese sabor para el resto del día. Aunque me gustaría probar una lefada en la cara y después una buena limpieza de la leche con la meada del tio. Siempre que pienso en eso, me pongo a tope. 

Lo que no suelo hacer, por razones claras, es que me meen al aire libre. Aunque desde luego es lo más morboso. Solo lo hice una vez, en la playa, pero eso es jugar con ventaja. Luego te das un baño y te quitas toda la meada de encima. Pero eso ya lo contaré en otro momento. 

El otro día, sin embargo, lo hice. No pude resistirlo. Estaba comiéndosela a un chaval joven, de unos 23 años, en un descampado. Buen rabo, buen cuerpo y unas ganas de que le comieran la polla tremendas. Esos son los que a mi me gustan. Los que me follan la boca como si fuera mi culo. Pero al chaval le entraron ganas de mear. Así que la sacó de mi boca y se apartó un poco. La verdad es que ese día yo no tenía especiales ganas de una meada. Y menos en un descampado. Pero los morbosos como yo a veces no podemos resistirnos.

Entre las piernas del chaval, vuelto de espaldas, vi un buen chorro de meado. Me puse a mil. eso tenía que probarlo. Aunque dudé, enseguida me puse delante de él, de rodillas, y le dije que me la echara en la boca. Él se sorprendió un poco, pero tampoco lo dudó mucho. Pensaría: "Si este putón mamó quiere tragarse mi piss, pues que se lo trague". Entonces apuntó su polla hacia mi boca y empezó a soltar de nuevo el chorro. 

Sentí enseguida el líquido caliente dentro de mi boca, salpicando fuera, porque era bastante fuerte. Enseguida se me vino ese olor a orina que tanto me pone cuando entro en un wc público. Y luego el sabor salado, amargo, de una meada de esas que te llevas aguantando un buen rato. Pero no tenía suficiente. Estaba tan salido que necesitaba sentir ese chorreón en la cara, que me la lavara bien, aunque estuviera en la calle. Me quité la camiseta para no manchar y le dije que me echara el resto que le quedara en la cara. Y así lo hizo. Vi salir ese chorro amarillo de su capullo, cómo se abría ese capullo rosado y dejaba salir un chorreón caliente que cayó en mi cara. Tan caliente que parecía que salía humo cuando me rociaba los ojos, las mejillas, la boca... introduciéndose en mi nariz, salpicando mi pecho... 

Fue tela de morboso. Creo que el chaval disfrutó dando su meada a otro tío. Cuando terminó, me cogió de la cabeza y se sacudió la polla delante de mi cara, soltándome los goterones que le quedaban, mientras yo trataba de que no se me escaparan de la boca. Y después me metió el rabo, aún lacio, en la boca, para que se lo saboreara, salado y amargo, hasta que me soltara la leche.