No hay cosa que más me ponga cachondo que comerle la polla a un negro o a un árabe. Pero hay pocas ocasiones en las que uno puede hacerlo, a no ser pagando. Ayer pude comerme uno de esos rabos que tanto me gustan. Como de costumbre estaba caliente como una perra y buscando pollas por el chat. Entre muchos intentos infructuosos, acabé hablando con un chaval que parecía estar más caliente que yo, que ya es decir. Buscaba un mamón que llegara a su casa, se pusiera de rodillas y empezara a tragar. Mi especialidad, vamos. ¿Para qué ponerse a charlar de cosas sin importancia? Lo que hay que hacer es ir al grano.
Su nick era bastante explícito: "raboarabe", y desde luego era lo que yo andaba buscando. hablamos poco por el chat. Él vivía cerca y estaba deseando que un mamón le comiera la churra. Y yo estaba deseando hacero. Él tenía 23 años, pero le importaba poco mi edad. Así que quedamos enseguida.
Mientras me dirigía a su casa me imaginaba su nabo, gordo como suelen tenerlo los árabes, moreno, baboso y lefero. Llegué a su casa y él bajó a abrir la puerta de la comunidad. No era especialmente guapo, pero tenía algo que enseguida me puso el rabo a tope. Vino en babuchas, con una camiseta un poco sucia. Parecía a los moros que ves por Algeciras esperando no se sabe qué. Y eso me pone bastante. Y sobre todo, debajo de unas calzonas amplias que llevaba, se notaba un bulto que me hizo babear de ganas de ponérmelo en la boca.
Me comí una parecida a ésta. |
Le dejé toda la polla llena de babas, se me escapaba de los lametones que le metía, le comí los huevos, negros y gordos, le pasé la lengua por ese vientre que tenía algunos pelos negros de machote. Cuando llevaba un rato mamando como su perra, me dijo que tenía ganas de mear. Ya habíamos hablado por el chat que me gustaba que me llenaran de meada. Y me dijo que tenía un patio donde poder hacerlo. Así que nos fuimos para allá.
Eran como las cuatro de la tarde y el patio era acogedor, pero hacía una calor terrible. Pero ¿qué coño! Si voy a recibir un meazo de un rabo gordo árabe no me voy a poner sibarita. Así que me quité la ropa y me puse delante de él. Enseguida empecé a sudar, mientras esperaba que el chaval sacara su pis. Aquello parecía eterno. El calor me empezó a agobiar. Pero entonces comenzó a salir algo de meado de su capullo moreno y gordo, y después llegó el chorreón sobre mi pecho. Si me hubieran echado encima un cubo de agua fresca no habría sentido el alivio que sentí. Qué gusto recibir ese meo calentito, generoso, encima de mi cuerpo. Pero quería más. Así que le moví la mano que sugetaba su rabo para que lo dirigiera hacia mi cara. Y entonces me duchó bien con una buena meada. Uff, qué rica estaba la meada. Y qué bien recibirla en el patio, no encerrado en un baño como suelen echármela.
Qué ricos rabos árabes |
Me limpié un poco, pero no mucho. Como vivía cerca, quise disfrutar de esa sensación de estar meado y lefado, así que me puse la ropa encima, aún chorreando mi cuerpo de meos y lefa.
Que morbo! A mi tambien me gusta volver a casa con la lefa de mi amante empapando mis cojones peludos y el slip.
ResponderEliminarMe pone mucho tu blog y me gustaría hacerte varias preguntas, ¿podrías escribirme a bombero-x6@hotmail.com por favor?
ResponderEliminarpor cierto, el sábado que viene estaré en Sevilla