jueves, 27 de febrero de 2014

Glory, Glory, Aleluya

Una de las cosas que me ponen más caliente son los gloryhole. En Sevilla hay pocos interesantes, y uno se tiene que conformar con los de algunos sexshop. Esta tarde tenía ganas de morbo en el glory, y ahí que me fui al sexshop, aprovechando unos euros sueltos que tenía en el bolsillo. Los sexshop son lo que tienen, si quieres estar metido en una cabina tienes que meter monedas en el video, si es que quieres estar tranquilo sin que te aporreen la puerta diciendo que tienes que salir. Afortunadamente, los eurillos gastados me salieron rentables, porque pude disfrutar de algunas buenas corridas. 

Rabo 1: Me meto en una cabina estratégica, de las que están en medio, porque así me aseguro tener un glory hole a un lado y otro al otro lado. Abro las dos puertecillas que ocultan los agujeros para dejar claro que me voy a comer lo que salga por cualquiera de los dos, o incluso por los dos. Me saco la polla y empiezo a menearla, esperando que algún tio se meta en la cabina de al lado. Tarda poco tiempo en aparecer un nota mirando por el agujero, de mediana edad, echando una mirada a mi rabo ya duro a través del agujero. Yo abro la boca para dejarle claro que aquí el que mama soy yo. El tio se empieza atocar el paquete, que no está nada mal. Y seguidamente se baja los pantalones dejando ver una generosa masa de carne. Me aparto un poco del agujero y entonces veo salir por ese mismo sitio un buen rabo carnoso, morcillón y algo inclinado hacia abajo. Me lo meto en la boca. Sabe a rabo recién meado, y eso me excita todavía más. Ahí estoy yo, tragando una polla en mitad de una pared, intuyendo que el tio del otro lado disfruta porque de vez en cuando mete unos empujones para metérmela más adentro en la boca. Paso la lengua por todo el rabo, por el capullo rosado y ya húmedo. Siento que alguien observa, y efectivamente, por el agujero de la otra pared hay una sombra que mira. Me pongo de forma que pueda verme mejor tragándome esa polla carnosa. El mirón está excitado y mete también su polla por el agujero. Estoy en una cabina, con un rabo a cada lado, tratando de estirarme para agarrar los dos, uno con cada mano. Pero sigo mamando al primero, sintiendo que pronto va a expulsar la leche. Y efectivamente, unos segundos después mi lengua nota un chorrito de líquido caliente que precede al chorreo de leche. Me aparto un poco y la polla carnosa lanza cuatro chorros de lefa encima de mi cara y de mi ropa. Me aseguro que el de enfrente ve perfectamente cómo me cae la leche por encima. La primera polla, ya servida, desaparece por el agujero. 

Rabo 2: Aún con la leche fresca corriendo por mi cara, me dirijo al otro agujero, donde el mirón está bien caliente. Por el agujero mete la polla babosa, más pequeña que la anterior, pero bien gorda. A este no he podido verle bien, pero el rabo es apetitoso, así que me pongo a mamarlo, sintiendo todavía el sabor de la leche del anterior en mi boca. A éste le gusta follarme la boca, así que dejo la boca abierta en el agujero mientras él me la mete y me la saca. Mi boca se llena con el grosor de esta churra caliente. El tio entonces quita la polla y se asoma. Es un cincuentón encorbatado, parece un banquero o un vendedor de seguros. Eso me pone. Tiene pinta de ser un puto buen padre de familia, pero al que le gusta meter la polla en bocas ajenas cuando sale del trabajo. Me pregunta si me gusta que me follen, y yo hoy tengo ganas de morbazo, así que le digo que sí. Me doy la vuelta y pongo el culo en el agujero, hasta que siento un capullo caliente que trata de abrirse paso en mi ojete. La polla gorda está lo suficientemente mojada como para que entre sin problemas, y el tio empieza a follarme el culo como antes me follaba la boca. Mi culo se dilata con esta polla gorda y yo me pongo cada vez más cachondo. Y empiezo a moverlo también para que se meta hasta adentro, mentras en mis nalgas siento el frío de las paredes, que contrastran con la carne caliente que hay en mi ojete. El rabo sale de mi culo, y me doy la vuelta rápidamente para poner la cara y recibir otra dosis de leche. Pero éste no lanza chorros, sino que reposa el capullo gordo en mi lengua y escupe lefa espesa sobre ella. El sabor es distinto a la otra, más dulce, pero igual de excitante. 

Rabo 3: Tras las dos pollas, estoy bien mojado, pero no quiero pajearme. Prefiero seguir disfrutando de rabos mientras me quede calderilla. Un tio mayor se asoma por el agujero, pero no tengo ganas de abuelos, así que le cierro la puertecilla. Algún otro tio también se asoma, mientras yo me toco el rabo duro; me gusta que me miren, no sé si ya lo he dicho. Tras algunos minutos mirando un video en el que varios chavales se maman las pollas en una peli porno algo insulsa, noto que una cara morena se asoma por un agujero. Me pongo en alerta. Pero antes de que me de tiempo a mirar por ese agujero para ver al tio, aparece por él una polla morena, gorda y grande, que me pone todo cachondo. Es un rabo árabe, por su color y porque está circuncidado. Y ya sabéis cómo me ponen los rabos árabes. Enseguida lanzo mi lengua hacia él y me meto el capullo gordo en la boca. Sabe riquísimo, y me llena bien la boca. Pero el rabo desaparece y se asoma un tio joven, evidentemente árabe, que me mira de arriba abajo. Por un momento no entiendo si quiere que yo le dé polla, pero me extraña, los árabes no suelen mamar pollas. La cara desaparece y se muestra de nuevo ese rabo gordo y moreno. Parece que el tio estaba mirando quién se la chupaba. Así que, aprobado como mamón de rabo árabe, sigo a lo mío. Me pongo a tope con esa polla, paso la lengua por toda ella, la meto hasta la garganta, le pido que meta los huevos negros también para poder lamerlos y metérmelos en la boca. No siento mucha respuesta del otro lado, pero evidentemente el tio está disfrutando, así que yo sigo mamando, lamiendo, tragando y jugando con ese palo africano. Me entran ganas de hacerle una foto y todo, de lo rica que está. El tio de pronto saca la polla de mi boca y veo que se la está meneando, para lanzar su leche fuera, pero le pido que la dirija hacia mi, a través del agujero. Y entonces me suelta un chorro de lefa caliente que me cae en el ojo, otro que me golpea en la mejilla, otro que me chorrea los labios y otros dos que me llenan la boca.

Rabo 4: El árabe me ha puesto a punto de correrme, pero quiero más. Para aliviarme el calentón, salgo de la cabina un momento. En teoría no está permitido quedarse fuera de las cabinas, pero allí se va a lo que se va. Así que disimuladamente siempre sales un poco para echar una ojeada. En una cabina se escuchan gemidos, y parece claro que no son del aparato de video. A alguien le están petando bien en la cabina. Aprovechando que la de al lado está vacía, y excitado aún por el rabo que me acabo de comer, me meto en ella por si acaso. La puertecilla del glory hole que da adonde provienen los gemidos está cerrada. Por si acaso, doy unos golpecitos en ella. Y entonces siento que se abre el pestillo y la puertecilla deja el agujero al descubierto. A través de él, un tio mayor está follándose a un estudiante, por la carpeta que veo sobre el sofá. El chaval está disfrutando, y me hace señas para que le dé de mamar. Como estoy echo una perra, meto mi rabo baboso por el agujero y enseguida siento cómo una boca caliente me lo chupa. También me gusta cómo se siente mientras tienes el cuerpo pegado a una pared y tu polla es mamada por un tragón al otro lado. Y me pone aún más pensar que esa boca es la de un mamón que está siendo follado por detrás. El chaval sabe mamarla, juega con la lengua en mi capullo y me pone a mil. Succiona como una buena puta que es. Y yo siento que ya no puedo resistir más y que voy a soltar toda la leche que se me ha acumulado esa tarde de rabos sabrosos. Intento sacarla de la boca del mamón, pero éste me la agarra dejando claro que no me la va a dejar de mamar. Y entonces siento ese calambre en el rabo antes de que empiece a soltar varios chorrazos de leche que se vuelven más calientes en la boca del mamón. La puta me agarra la base del rabo, como para evitar que se escape ni una gota de leche. Me ponen ese tipo de guarros viciosos. Cuando termino, siento su lengua acariciar mi capullo, lamiendo los restos de leche. Y deja salir mi polla de su boca. Yo me asomo por el agujero y el chaval me hace un gesto de satisfacción, mientras el otro tio sigue dándole por el culo.